Primero buscamos lo que nos sorprenda, que nos revuelva la panza y active esa dulce adrenalina, que nos queme la cabeza, engalane la sonrisa y dispare el corazón; después, progresivamente, nos conformamos con lo que hay, y se torna "obligatorio" hacerlo, por más que ya no cause nada, que dé igual hacerlo o no hacerlo, porque esa chispa ya no aparece como incentivo.
Tristes guerras, si no es amor la empresa
Tristes, tristes
Tristes armas, si no son las palabras
Tristes, tristes
Tristes hombres, si no mueren de amores
Tristes, tristes
Aunque también estamos aquellos utópicos bohemios que creemos en el amor para toda la vida, en el compañerismo, en la mirada tierna y los despertares dulces.
Los que hacemos las cosas con el corazón, los que luchamos por ideales y esperamos a ese otro, para que nos explote de ansias, de amor y pasión...
"Una día la vida echará abajo tu puerta
Rendida acorralada te pedirá cuentas..."
1 comentario:
muy lindas las cosas qeu escribis. rebice un poco. letritas del alma.
saludos
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