domingo, 22 de marzo de 2009

:: Nelumbo ::


Cada vez más me siento atada al Loto. Es increible, es simple, es fantástico.


Hace ya un tiempo, tuve que hacer un trabajo para Comunicación visual. La consigna consistía en crear una "marca", su imagen corporativa y todo lo que conllevase la marca misma de una empresa.
Yo quería que fuera mía y sólo mía.
Algo simple pero a la vez con un sentido connotativo fuerte, que despertase sentimientos.

Buscando sin buscar, un día apareció.

La Flor de Loto: su significado para tantas culturas, tanto orientales como occidentales, me impactó, me enamoró.

Día a día me siento cada vez más Flor de Loto.

Renaciendo desde las inmundicias de la carne, de la cotidianeidad, desde los errores, los recuerdos, desventuras y utopías.
En cada historia hay un renacer, un volver a empezar, un destino construido a fuerza de elecciones, desiciones, cambios. Siempre dos caminos, siempre un nuevo sentir.

Tal vez ese sea mi destino, el que elijo momento a momento, sin pensar en mi estado consciente de que voy marcando huellas en este viaje tan impreciso, tan indesciso.
Siempre renaciendo, cada día un nuevo comenzar.

Todo cambia, los sentidos, las vivencias, todo cambia, menos yo.

Ese es el sentido de la flor de loto. Se abre a la luz del día, todos los días, pero nunca deja su esencia, nunca deja de ser una Flor de Loto.
Nunca dejo de ser yo, con mi mochila de cosas buenas y malas, nunca dejo de ser esa utópica que se piensa y replantea a cada situación.

Sólo resta volver a abrirse, mañana una vez más.
Va a doler hasta mañana, pero cuando lleguen los primeros claros de luz, ya todo habrá acabado, para volver a ser hermoso.-

martes, 17 de marzo de 2009


Todo empieza una vez más, aunque nunca haya tenido un fin.
Creo aún en los milagros; esas cosas que no sabemos cómo explicar que nos dan lo que queremos y recrean la felicidad.
Creo en el destino y en ese ser que una vez se manifestó.
Creo que cien años no es nada y que aunque recién valla por los 20, es tremendo tanto tiempo.

Creo en el amor para toda la vida, en la sencillez de las almas y la perfección de los cuerpos en armonía, conjugados, cual puro encastre hace al "amor" al mero acto de sublevación ante lo terrenal y cotidiano.

Creo en los amores desaforados y utópicos.


Creo en demaciadas cosas, y son esas, mi veneno y mi antídoto.
Me hacen renacer desde lo más inmundo de la humanidad hasta llegar a lo más pulcro de los seres.
Me llevan traen de los pelos como si nada fuera, como si mi cuerpo les molestara en medio de la nada, del todo, de ese imposible incompleto.
Me transporta a lo inconcevible, a lo mundano.
Me hacen y deshacen, me florecen y pisotean.


Así me hacés vos, así me llevás. Así me tenés.


Esas son mis pasiones, mis fracasos escondidos, mis nostalgias más añoradas, mis pesadillas más soñadas.